?Tu casa... o mi casa?: Un ensayo sobre la

6 min read

Deviation Actions

DAPoliticalForum's avatar
Published:
2K Views
:firelite-photo:  :iconclubpoliticodedahisp: ClubPoliticoDeDaHisp



:star:¿Tu casa... o mi casa?: Un ensayo sobre la conducta de los Centros Educativos con respecto a la apariencia de sus estudiantes.

Por: Leila Samán* (cat-on-wall)

“Mientras vivas bajo mi techo, ¡haces lo que yo diga!”

En estos días estuve contándole a un miembro de mi familia un problema que sucedió en mi colegio, sobre el caso de un estudiante que fue suspendido indefinidamente por haberse pintado el cabello de un color, dícese, 'extravagante' (rojo pálido, para ser exacta). Él, sorprendido por la explicación de la cosa, también me contó algo que le había pasado en su lugar de estudio. Al principio no entendí qué relación tenía con el tema de la suspensión, pero luego me di cuenta de lo importante que era.

En fin, el cuento era éste: En una charla que se dictó en su lugar de estudio sobre su estructura, la jerarquización que le daban a los cargos era ésta: Lo más importante de este lugar son los profesores y el personal administrativo: sin esto, el colegio no puede funcionar. Lo que le sigue en importancia son los estudiantes y el personal obrero. Podrían faltar cualesquiera de estos dos, y el colegio no tendría problemas en seguir funcionando.

Por alguna razón, sentía que había algo incorrecto, incorrectísimo, en esa estructura.

Me pareció bastante peculiar: ¿Desde cuándo es más prioritario que en una escuela existan profesores y administradores, que estudiantes? ¿No son los mismos estudiantes quienes forman una unidad educativa? ¿Qué significado tiene un colegio que le dé clases a entes invisibles? Es más, ¿para qué sirve un colegio, sino para darle formación académica a los jóvenes? ¡Si no fuera por ellos, el colegio no sería más que un montón de cemento sub-utilizado!

Por eso, siguiendo con las relaciones aparentemente inexistentes, quiero incorporar el concepto: “¿Es ésta tu casa o mi casa?”

Más de una vez, siendo uno niño o adolescente, nuestro padres nos han dicho que no podemos hacer tal o cual cosa porque “vivimos en su casa”, por más ridícula o inoportuna que nos parezca su postura; y que en pro de hacer lo que queramos, tenemos que cumplir dieciocho años, buscar empleo y comprar (enfatizando este verbo) una casa por nuestra cuenta. La pregunta es: ¿Hasta cuándo esta afirmación es equívoca? ¿Hasta qué punto la casa es suya, nuestra o, en todo caso, de todos?

Por más injusto que a un adolescente le parezca que su madre no lo deje salir con sus amigos una tarde, aunque éste piense, al contrario de ella, que debería poder hacerlo; él no podrá escaparse de la inminencia de la frasecita aquella. Y sí, la madre o el padre podrán tener los papeles firmados por la Notaría, nosequién abogado, nosecuál banco y entre tantos otros señores formales que expresamente firman: Fulanita y Sutanito son dueños de esta casa; por más que de su trabajo y expensas haya salido el dinero que levantó y acondicionó la casa, por más que todo esto: la casa no es suya.

Porque muchas veces se olvidan que estos hijos “malcriados, egoístas y rebeldes” son la primerísima razón de la adquisición de la casa, de que ellos también lavan platos, hacen mercado, preparan comida, le dan un sentimiento característico a las cosas, te saludan al llegar del trabajo, se preocupan cuando llegas tarde; de que ellos también cargaron cajas de la mudanza, y te ayudaron a instalar aquel otro mueble de la sala, y que, por sobre todas las cosas, te han dado todo el amor que necesitas. Sin ellos no habría casa, tal vez sí dinero, pero no casa, o mejor dicho, hogar. Yo le pregunto a mis padres: ¿Por qué si yo considero que no debería haber ningún problema en hacer esto, tengo que complacerte sólo porque tú tienes lo que yo no puedo poseer todavía: el dinero? ¿Quién me escucha a mí, quién me explica a mí, simple humana errante, como tú? ¿Es correcto que tú seas el único que pones normas si esta casa es de todos?

Y aquí es en donde quiero, de una vez, decir: Sin estudiantes no hay escuela. No hay manera posible de que una escuela se levante sin que los estudiantes alumbren el camino. Y aunque al estudiante se le da el regalo más hermoso, que no es más que la oportunidad de aprender, ¿por qué no podemos nosotros mismos decidir qué queremos que sea nuestro segundo hogar? ¡Nosotros también queremos que nuestras normas, normas que hemos explicado y parecen ser 'racionales', queremos que sean respetadas!

Cada uno de los estudiantes debe reflejarse en el cuerpo del otro. De alguna manera, es incorrecto que de una forma individualista y particular veamos los problemas de cada uno de los compañeros de clase. Nosotros también tenemos que pensar por el muchacho con argollas, la niña de las uñas pintadas, el chico de los pinchos, cualquiera de ellos que, muerto de frío un día, no tenga más remedio que venirse con un suéter que no es parte del uniforme, por la muchacha que adora las pulseras, por todos los que un día u otro quisiéramos hacer algo con nuestro cuerpo que nos defina y no podamos porque las normas, que no discutimos ni hemos discutido nunca nosotros, nos lo impiden.

Quien sea valiente y le demuestre al mundo que los estudiantes, no importa de dónde vengamos, ni qué costumbres tengamos, ni cómo nos veamos; que todos, todos tenemos derecho a estudiar siendo aceptados: quien pueda hacer esto debe ser para nosotros un símbolo de la batalla por gritarle al mundo que esta casa es nuestra también.

*Secretaria del Consejo de Estudiantes del Centro Educativo de la Asociación de Padres de la Universidad Central de Venezuela (Ceapucv), bachiller, hija y humana.
© 2011 - 2024 DAPoliticalForum
Comments1
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
isabella-hellsing's avatar
Muy bien, Leila, concuerdo absolitamente contigo :) si una escuela prefiere prescindir de estudiantes, tomando en cuenta es al presonal docente y administrativo entonces estamos mal...

Los alumnos somos, primero, quienes pagamos su sueldo, en mi caso particularmente porque estudio cuarto año de la mencion ciencias en un liceo privado. Y segundo, la razon de el funcionamiento de una institucion educativa.

Deberia de existir algo para poder hacer que escuchen nuestras voces.